Tengo un cráneo encima de la mesa.
Un cráneo que ha pertenecido a una persona que pasó por este mundo y que ya no está.
Estudio con él, lo miro y me mira.
Le meto clips por donde tiempo atrás hubo uno ojos.
Le meto clips por donde solía fuir la sangre que bombeaba su corazón.
Y lo único que puedo pensar es que el día de mañana yo no seré más que un cráneo como este que tengo encima de la mesa y que a lo mejor un estudiante de medicina, como yo ahora, me meterá clips por los ojos o por los conductos donde tiempo atrás fluyó mi sangre.
Me entristece pensarlo, pensar que voy a morir, que cada segundo que pasa estoy más cerca del otro barrio.
¿De qué sirve salvar una vida si uno no puede salvar ni la propia?